En India, el elefante es un animal-símbolo, tanto como la vaca y el toro. El toro, nandi, es el vehículo de Shiva. Las estatuas de toros son comunes en los templos. La más grande está en Thiruvanamalai:
Y el elefante aparece relacionado con dos símbolos importantes: Ganesh, el dios cabeza de elefante, hijo de Shiva, que se representa con un colmillo partido,:
... Y dentro del budismo, se dice que a Maia, la madre de Buddha, un elefante blanco se le apareció en un sueño y cuando ella despertó, había concedido a Gautama. En el sur de India hay varios criaderos de elefanates, que son reservas donde se les otorga a estos maravillosos animales un lugar donde vivir, sin cercas ni jaulas, y se sostienen a través de la tienda de souvenirs y de las boletas que pagan día a día los visitantes para observarlos y para montar sobre ellos.
Dentro del itinerario para los últimos días que nos quedamos en Mysore, fuimos a uno de estos criaderos de elefantes. Era una mañana de llovizna, y había que tomar una lancha que lo cruzaba a uno de una orilla a otra de un río para llegar al lugar donde se encontraban los elefantes.
Sin embargo, a causa de la llovizna, los elefantes no estaban a la vista. Sólo permanecía en primer plano una elefanta anciana a la que le faltaba un colmillo y a la que tenían encadenada para que no echara a correr, así que caminaba mucho más lento que de costumbre, y daba lástima verla como daba cada paso cuidando de no enredarse. Nos advirtieron que no nos acercáramos mucho porque podía asustarse y atacarnos, así que mantuvimos una distancia prudente.
Había un lugar muy rústico con unas escaleras de palo por donde uno subía y al final se encontraba con una cabaña elevada. Un puesto que ofrecía una vista panorámica del lugar y desde donde pudimos ver a lo lejos, confundidos entre la exuberante vegetación subtropical, un grupo de elefantes. Había varios elefantes pequeños jugando y correteando bajo la llovizna.
En el extremo opuesto del lugar, había una llanura verde que estaba empantanada por las lluvias de la época: en junio pasan por ahí los vientos monsones, y las lloviznas son frecuentes. En Karnataka, estado al sur de la India donde nos encontrábamos, los monsones no son tan destructores como en otros estados, y al contrario, refrescan el aire y lubrican la tierra. El calor baja y es la época perfecta para viajar.
De Viajando con Prana Renaissance |
Parados ahí en ese rústico observatorio, vimos una senda trazada por pies humanos, con otro elefante confundiéndose con la niebla, y nos quedamos viendo cómo de vez en cuando iban y venían algunas personas. Daba la impresión de que por ahí cerca hubiera una aldea, y que ese fuera paso obligado para sus habitantes. El elefante los miraba impasible y se desplazaba lento y meditativo, acostumbrado a la presencia de esas gentes.
La elefanta caminaba arrancando pasto con su trompa, siempre manteniéndose cerca de nosotros, mirándonos de reojo de vez en cuando, y por lo menos yo, también la miraba de cuando en vez.
Bajamos del observatorio y comenzó a llover más fuerte. Cabe decir que turistas éramos los únicos. Decidimos que ya era hora de irse. Pero teníamos que esperar que la lancha viniera por nosotros. No había forma de llamarla, así que sólo se requería de paciencia.
La elefanta se mantenía ahí, y yo sólo podía admirarla. Me transmitía una paz y una hondura indecibles. Sus ojos no tenían emoción, sino ... "sciencia". Era la mirada de un ser que lo sabía todo.
Llegó la lancha finalmente y nos recogió, pero mientras tanto, la elefanta se había parado a la orilla del río, muy cerca de nosotros. Comenzamos a pensar qué nombre ponerle, y decidimos llamarla Eli.
Cuando nos subimos a la lancha, mientras arrancaba, había una pequeña hondonada que seguro los mismos elefantes habían moldeado para poder ir a tomar agua. Y Eli, Ganapati* como le puse secretamente, se paró en esa hondonada, nos miró un momento y con su trompa todos la vimos hacernos tres reverencias. Una, dos, tres. La emoción fue tanta que casi nos ponemos a llorar. Esto me confirma que los elefantes son de los animales más sabios del planeta, junto con los delfines, las ballenas y las abejas. Y también me hizo pensar que acaso no era una casualidad que esa elefanta tuviera un colmillo quebrado, como el dios. En ese momento en que el animal se colocó en esa hondonada y en silencio subió y bajó la trompa 3 veces, yo me sentí tocada por lo divino. Sentí que, como nos había dicho el brahman, no se necesitan templos para encontrarse en un ámbito sagrado.
*Ganapati: versión femenina de Ganesh. Significa "esposa del pueblo", y su función es armonizar ambientes colectivos donde hay una discordia. El mantra para ella es:
OM GAM GANAPATA IE NAMAHA