domingo, 22 de enero de 2012

Todo el sur de la India es un templo (All South India is a temple)




En el tour que ofrecía Prana Renaissance, duramos 17 días recorriendo el sur de la India. Un terreno no muy explorado por colombianos, o por ningún país de Occidente. Había lugares donde los únicos occidentales que había éramos nosotros. La mayoría era, o del mismo sur que se desplazaba en peregrinaje a los templos hindúes, o del norte (se notaba porque éstos se preocupan mucho más por su cuerpo, van al gimnasio y se visten de modo que puedan mostrar sus bíceps y sus pectorales - hablo de los hombres). Sólo en Pondicherry y en Auroville, donde están los ashrams más famosos del sur, el de Aurobindo (Ver página oficial - Ver ashram) y el Matrimandir. De resto, mientras más nos encaminábamos hacia el sur, menos gente extranjera veíamos, más perdidos, alegremente perdidos, nos sentíamos.
Nosotros recorrimos 10 ciudades, y en ellas, más de 15 templos en total, todos datados entre el siglo X y el siglo XII. Nuestro recorrido fue así:
De Bangalore (SW) Nos dirigimos hacia el oriente haciendo esta ruta: Pondicherry-Auroville-Tirchy-Madhurai-Kanyakumari, bordeando la bahía de Bengala , y al llegar al extremo sur, donde se encuentran el océano Indico, el mar Arábigo y el mar de Bengala, pasamos una noche en Kovalam y tomamos camino hacia Mysore bordeando todo el mar Arábigo y pasando por los Ghats occidentales. Pueden ver el mapa:



Este tour sólo se puede hacer acompañado de un experto, porque es difícil encontrar buenos hoteles y en algunos lugares, como esta es una zona muy rural y poco visitada (paradójicamente teniendo los más hermosos templos del hinduismo), lo mejor que se puede conseguir a veces no satisface las expectativas del viajero. Es de notar que los hostales son un atentado contra la salud (no contra la seguridad porque como dije en un artículo pasado, nadie te va a robar o a hacer daño en el sur de India). Así que lo recomendable es tomar un tour y no ir solo. Eso sí, el viaje hay que hacerlo al menos una vez en la vida.
Pero por más que esta ruta esté llena de sitios fundamentales para la religión hindú, como la colina Aruna donde se han iluminado miles de maestros, el Matrimandir que es un templo absolutamente espectacular, el templo más grande de la India que es el de Thiruvanamalai, el templo de Somanathpur que es una maravilla tallada en una sola piedra que simplemente quita el aliento, si hablamos del aspecto ya no visual y asombroso de la arquitectura sagrada hindú, sino del aspecto puramente espiritual, basta entrar en cualquier casa, o en una tienda tradicional, para darse cuenta de que el concepto "templo" no se limita para los hindúes del sur a los espacios construidos para congregar, orar, santificar a los seguidores. Sino que esos espacios son un solo aspecto de lo que implica la palabra "templo". El cuerpo mismo es un templo. Esto también lo dijeron los santos y profetas cristianos pero en la práctica la cosa es diferente, porque para los cristianos algunas actividades del cuerpo quedan excluídas dentro de lo "sancto", como el sexo, o el placer de cualquier tipo. Mientras los cristianos se latigan el templo de su cuerpo, y se angustian cuando sienten placer por alguna cosa, los hindúes aceptan el placer como parte de lo que está admitido dentro de su templo-cuerpo.
Por otra parte, tienen un concepto del respeto asociado a esto, que se extiende a todos los ámbitos de su cultura. En el mirar, en el tocar a otro, en las palabras que se dicen, en lo que se piensa, todo se enfoca hacia el respeto por sí mismo, por el otro, por los dioses. Joseph Campbell decía que esa reverencia con que ellos, y en general los asiáticos, saludan al recién llegado, es porque ellos saludan, no al otro físico, humano, limitado y mortal, no sólo a ese, sino al Otro, al Dios que habita en cada uno.
El contacto físico no se da porque sí, porque ellos saben que todos estamos conectados más allá de lo físico, y que sólo con una mirada ya nos estamos tocando. Incluso las parejas, así estén casados, no desperdician su energía tocándose frente a otros, y no hacen nada que rompa la armonía espiritual con quienes los rodean. Sólo se manifiestan físicamente su cariño cuando están en la intimidad.
Y encontré todo un corpus de leyes y de códigos de valores alrededor de los pies, relacionado con esto que estoy exponiendo, sobre el respeto, lo sagrado, el concepto de templo.
En el sur, más que en el norte, no sólo al entrar a un templo como tal, todos deben quitarse los zapatos y entrar descalzos, para no traer la "polución" (física, mental y espiritual) del mundo exterior. También deben hacerlo al entrar a un palacio, o a un museo. Pero no sólo ahí. También al entrar en cualquier casa se debe dejar esa polución afuera, por respeto a quien la habita. Incluso un par de veces que entré a tiendas muy tradicionales, como una donde compré un saree, me di cuenta que la gente dejaba sus zapatos afuera. Por eso los pies son tratados con sumo cuidado. Hombres y mujeres andan con sus pies siempre limpios, pulidos, sus uñas arregladas, y las mujeres exhiben sus tobilleras y sus anillos para dedos. Los pies, más que los zapatos. Los zapatos pueden ser cualquier chancla o sandalia. Rara vez se ven mujeres caminando con tacones o con calzados vistosos. Pero los pies sí, los pies deben estar siempre perfectos.
En la ceremonia del matrimonio, el hombre del sur le coloca un anillo en cada pie a la mujer que está desposando, como símbolo de su compromiso. En el pie, que es el que guía los pasos, el que siente el camino.
Si tú pisas a alguien, o lo tocas sin querer, debes tocarla con la mano y después, esa mano ponerla en un ojo y luego en el otro. Los ojos, como al comenzar a comer, son los que bendicen, y en este caso, los que redimen la falta. Una falta contra otro es una falta contra los dioses.